Hoy en día el consumo de pornografía está a la orden del día. El uso de aparatos electrónicos nos da un acceso ilimitado a contenido pornográfico y la posibilidad de visualizarlo en cualquier lugar y en cualquier momento.
Esto implica que cada vez son menos los filtros que nos encontramos al consumir dicho contenido y que requerimos de menos necesidad de autogestionar nuestras ganas de consumirlo. Ya no hay que esperar a llegar a casa, tener un momento de completa intimidad, ni esperar a que se cargue la página o a que se publique una nueva imagen o fotografía para poder consumirlo.
De acuerdo con el DSM-5, aunque no incluye la adicción a la pornografía, los criterios relacionados con la pérdida de control de impulsos o las adicciones no relacionadas con sustancias serían:
- Pérdida de control: Consumo durante largo rato o más de lo planeado y dificultad para reducir o detener el consumo cuando se intenta.
- Impacto negativo en la vida: Esto puede ser desde ausentismo laboral, aislamiento social, reducción de rendimiento, problemas económicos o legales relacionados con el consumo, consumo en contextos inapropiados, etc.
- Persistencia del uso a pesar de ser consciente de las consecuencias.
- Uso como forma de regulación emocional: El consumo se relaciona con lidiar con emociones tales como el estrés, la soledad, el aburrimiento, la ansiedad, etc; o bien como “premio” ante sentimientos de euforia o alegría.
- Tolerancia y escalada: Pérdida de “excitabilidad” del contenido que se consume, por lo que cada vez se pasa más tiempo buscando contenido que provoque excitación y este se vuelve más extremo.
- Síntomas de abstinencia: ansiedad, depresión, inquietud o irritabilidad ante la reducción del consumo.
¿Abuso o adicción?
Son muchas las personas que pese a no tener una adicción, sí tienen problemas de abuso. La línea entre abuso y adicción es fina, por lo que es relativamente sencillo pasar de uno a otro. Como en cualquier otra adicción, esta no aparece de un día a otro, sino que nos encontramos con una progresión en la que cada vez existe una mayor dependencia del consumo.
Un abuso es un uso problemático (dado que la persona se expone a riesgos y causa daños en su vida), por lo que se pueden presentar algunos de los criterios previamente descritos, pero hay un cierto nivel de control. En la adicción, no. Así que el principal criterio de comparación será la gravedad.
- En una adicción: pérdida de control total o parcial, hay síntomas de abstinencia, consecuencias graves en la vida (p.ej. pérdida del trabajo o relaciones sociales) y uso compulsivo.
- En un caso de abuso: se utiliza en exceso o de forma irresponsable, no hay síntomas de abstinencia, consecuencias moderadas (p.ej. pérdida de mucho tiempo, pérdida de excitabilidad en el sexo real) y uso en momentos específicos.
Puedes conocer más sobre el sexo y su componente adictivo en el post sobre sexo, ¿placer o necesidad?.
¿Qué me puede pasar si consumo pornografía de manera abusiva?
El consumo abusivo de pornografía tiene consecuencias negativas en nuestra manera de vivir la sexualidad y relacionarnos sexualmente. Veamos las más frecuentes.
Alimenta muchos mitos y estigmas acerca de la sexualidad que no solo no favorecen encuentros gratificantes, sino que promueve conductas abusivas y poco enfocadas en el placer femenino. Algunos ejemplos:
- Hay que tener un pene de gran tamaño para poder dar placer.
- La mujer está excitada y bien lubricada enseguida (disponibilidad constante).
- Lo normal en un encuentro sexual es la penetración.
- La mujer siempre disfruta del sexo anal.
- Placer automático (cualquier práctica o contacto supone un disfrute al momento para todo el mundo por igual).
- Cuanto más fuerte, mejor.
- “No”, significa “sí” (Normalización de la agresión).
- Apariencia física (Cuerpos poco realistas y expectativas sociales de depilación, maquillaje o peinado intacto, poco sudor, etc.).
- Orgasmo bastante rápido y generalizado en la mujer.
- Sexo sin protección (ausencia de consecuencias).
- Besos y caricias los justos.
- El hombre como dominante.
- Cero comunicación y cero consentimiento.
- Siempre súper pasional.
En nuestros blogs de mitos sobre el pene y mitos de la sexualidad encontrarás desmitificadas muchas de estas creencias.
La pornografía es ficción. Sin embargo, la mayoría de consumidores/as no la entienden como tal. Por ello, se crea una imagen ficticia y fantasiosa de lo que el sexo es o debe ser. Generando así situaciones de frustración al no ver dichas expectativas cumplidas en el sexo real.
Debido a esto último, también se genera una tendencia a la comparación, afectando la autoimagen.
Otra consecuencia es la de ver el placer como algo separado de la conexión emocional, y aunque se puede tener un vínculo solo físico, para muchas personas la intimidad y la conexión son esenciales en su sexualidad.
La exposición visual constante acaba por crear habituación, por lo que, cada vez el contenido nos satisface menos y cuesta más encontrar algo lo suficiente excitante. Esto se traduce en visualizaciones cada vez más largas, quizás hasta de horas, o en el consumo de prácticas cada vez más extremas. Es decir, hay una pérdida en la capacidad de excitación. A la hora de tener relaciones sexuales esto puede suponer problemas como la dificultad para alcanzar el orgasmo y permanecer excitados (problemas de erección, sequedad vaginal, etc.).
Fruto de la pérdida de excitación y de no encontrar las relaciones sexuales gratificantes, se va perdiendo interés en las relaciones reales y se puede acabar por evitar del todo cualquier otro tipo de interacción sexual.
Finalmente, si este abuso se perpetúa, puede convertirse en una adicción y provocar pérdida de interés en otras áreas de la vida. Esto genera un sentimiento de pérdida de control y una tendencia al aislamiento social que deriva en problemas emocionales o de salud mental.
¿Cómo dejar de ver pornografía?
En función de la gravedad del caso, el proceso será más fácil o más complejo. Los casos graves, siempre requieren de acompañamiento psicológico.
Ten en mente que esta no es una adicción de sustancias, por lo que el objetivo no es la abstinencia total, sino aprender a hacer un uso controlado del mismo.
Desde la terapia cognitivo-conductual nos centramos en identificar y cambiar patrones de pensamiento y conducta disfuncionales que contribuyen al problema.
Establecer un modelo de sexualidad saludable y corregir las creencias erróneas será un punto clave en la recuperación, así como aprender a hacer un uso adecuado y moderado de la pornografía.
Si tienes dudas, contacta con un profesional, te guiaremos a crear un plan individualizado a tus necesidades.
Júlia Tarancón Estades
N.º Colegiada: B-03232