Sexo BDSM y Kinki
El impulso sexual se produce a causa de estímulos desencadenantes, los cuales pueden ser tanto internos como externos. Por un lado, la predisposición biológica es un facilitador de la activación de la respuesta sexual ante determinados estímulos, aunque esto no es siempre un proceso lineal. Por otro lado, interviene notablemente el ambiente, en definitiva, el aprendizaje. Esto quiere decir que asociamos ciertos estímulos con el placer, eso nos provoca deseo y el deseo a su vez nos lleva a desencadenar la conducta de impulso sexual. Cuando la conducta es reforzada (asociada al placer), tiende a repetirse.
Quizá sean las diferencias en el aprendizaje, quizá sean factores genéticos o una combinación de ambos lo que hace que unos estímulos se conviertan en eróticos para unas personas y para otras no, incluso aquello que resulta erótico para unas puede ser desagradable para otras. Por eso, hay personas que prefieren el “sexo vainilla”, lo que comúnmente conocemos como sexo convencional, y otras, prefieren practicar otro tipo de actividades sexuales las cuales se incluyen en el BDSM.
¿Qué es el BDSM?
A parte de las prácticas sexuales convencionales o mainstream, existen otras muchas que son practicadas por todo tipo de personas, independientemente de la orientación sexual y del género. El término BDSM se compone principalmente de tres acrónimos: (BD) Bondage y Disciplina, (DS) Dominación y Sumisión y (SM) Sadismo y Masoquismo, y se utiliza para describir un conjunto de prácticas eróticas y/o sexuales bajo consenso que suelen implicar un intercambio erotizado de poder y la aplicación o recepción de sensaciones intensas y/o dolorosas. Esta variedad de actividades constituye una subcultura que abarca desde el sadomasoquismo, dominio y sumisión, bondage y disciplina, hasta la esclavitud y servidumbre, los fetiches, el cuero, el látex, los juegos de roles y demás aspectos englobados en la clasificación “kinki”, término utilizado para designar todas las prácticas sexuales no convencionales o alternativas, por eso, cuando se habla de BDSM, se hace la distinción de cada una de las disciplinas y la referencia de la subcultura de quienes las practican.
Las inclinaciones, preferencias o roles del BDSM varían de persona a persona y son totalmente individuales y subjetivas, y el espectro sexual de individuos que lo practican incluye heterosexuales, homosexuales, bisexuales, así como personas transgénero y cisgénero.
Las disciplinas que se incluyen en el BDSM
– Bondage (B): representa toda aquella restricción física realizada mediante elementos como cuerdas, esposas u otros para inmovilizar por completo o partes del cuerpo de un individuo.
– Disciplina (D): son restricciones psicológicas, donde se imponen normas y se infligen castigos, controlando de este modo el comportamiento de otro individuo.
– Dominación y Sumisión (DS): práctica donde se establece una jerarquía de poder, donde la parte dominante es quien controla la situación emitiendo órdenes y/o produciendo estímulos, y la parte sumisa quien acata las órdenes y recibe los estímulos.
– Sadomasoquismo (SM): se caracteriza por un intercambio consensuado entre dos partes, superior e inferior, donde la primera inflige dolor y la segunda lo recibe.
¿Cómo y dónde se inició el BDSM?
El sadomasoquismo (S/M) ha estado presente a lo largo de la historia de la humanidad, aunque no fue hasta finales del siglo XVIII que fue adquiriendo una connotación sexual debido a las obras de dos autores, Donatien Alphonse François de Sade y Leopold von Sacher-Masoch. Finalmente, quien acuñó el término “sadomasoquismo” a partir de los nombres de Sade y Sacher-Masoch, fue el psiquiatra alemán Richard von Krafft-Ebing, en su obra “Psychopathia Sexualis”, el primer libro en clasificar perversiones sexuales, escrito en el año 1886. Aunque no fue hasta mediados del siglo XX que el BDSM comenzó a conocerse y a practicarse como tal, iniciándose en Estados Unidos en los años 30-40 y llegando décadas más tarde a España, donde alcanzó su auge en los años 80-90.
La práctica, los lugares, los encuentros…
A la organización de un encuentro entre personas que practican BDSM, ya sea en un club BDSM o algún otro lugar, se le denomina «escena» y al lugar «escenario» o «santuario». Para organizar el escenario y establecer unas normas de hasta dónde se puede llegar, es decir, los límites, y qué actividades se quieren o se pueden llevar a cabo se redacta el «cuaderno», donde se dejan por escrito. De la misma manera, se pacta una palabra de seguridad, por si alguno de esos límites se sobrepasa o por si en algún determinado momento algo va mal. Para los practicantes el BDSM es una experiencia emocionante y estimulante mucho mejor que el “sexo vainilla”, denominado así al sexo convencional. El establecimiento de roles y un profundo sentimiento de comunicación con la otra persona son componentes básicos que influyen en la excitación, por ello, generalmente son mejores los encuentros duraderos que las relaciones casuales.
¿Las prácticas del BDSM son parafilias?
No todas las personas son conocedoras de las prácticas sexuales alternativas, además, muchas creen que éstas son un problema o que las personas que las practican tienen un problema mental, por eso, hay que saber diferenciar entre preferencias sexuales y parafilias.
Si practicas BDSM y alguna vez sientes que tienes un problema psicológico/sexológico relacionado con su práctica, no dudes en ponerte en contacto con nosotros, tenemos conocimiento sobre dichas prácticas sexuales alternativas y podríamos ayudarte. Por otra parte, si tienes dudas sobre las prácticas de BDSM o quieres conocer más sobre ellas, también estaremos encantados de recibirte en nuestro centro.
Sarah Martínez López
Psicóloga Col. N° B-03249