Habitualmente nuestro ritmo de vida conlleva un desgaste físico y psicológico elevado, donde el estrés y las prisas son los protagonistas. Por ello, a veces es necesario parar y atender a nuestras necesidades de una forma más consciente a través, por ejemplo, de la relajación.
La relajación es un estado de consciencia que nos aporta un profundo descanso, al mismo tiempo que nos ayuda a equilibrar el metabolismo, el ritmo cardíaco y la respiración. La relajación también nos libera de posibles tensiones, ya sean musculares o psicológicas, que se van acumulando con el paso del tiempo.
Son muchos los beneficios que se han encontrado en la relajación, como por ejemplo:
- Alivia los dolores de cabeza, ya que reduce la tensión, el aturdimiento, el bloqueo…
- Pone fin al insomnio, ayudando a conciliar el sueño.
- Reduce la presión arterial y controla los problemas derivados de la hipertensión.
- Alivia los dolores musculares, sobre todo de la espalda y cuello.
- Ayuda a controlar las crisis de angustia.
- Reduce los niveles de colesterol.
- Reduce el estrés general y contribuye a alcanzar el bienestar propio y el equilibrio emocional.
- Alivia los síntomas de la ansiedad, como palpitaciones, náuseas, sudoración, miedo, mareos, etc.
- Ayuda a detener pensamientos rumiativos.
Actualmente existen una amplia variedad de técnicas de relajación como pueden ser la respiración abdominal, la relajación progresiva, el entrenamiento autógeno, la relajación mediante visualización, entre otras. También hay otras técnicas que han resultado útiles para muchas personas como pueden ser el mindfulness, el yoga, el pilates o el uso de otras disciplinas que trabajan la relajación a través del ejercicio corporal.
Toda persona puede llevar a cabo las técnicas de relajación, siempre y cuando no esté contraindicado algún tipo de ejercicio para su salud. Si bien, existen algunos consejos que podemos tener en cuenta si queremos realizar alguna técnica de relajación:
- Buscamos un lugar tranquilo y nos aseguramos de que no haya interrupciones (que no suene el teléfono ni el timbre, que no vayan a abrir la puerta, etc.)
- Es recomendable buscar una superficie adecuada donde realizar los ejercicios, como puede ser en el suelo, una colchoneta, la cama, etc.
- Es necesario buscar la posición que nos resulte más cómoda (sentada, tumbada, etc.)
- La temperatura del lugar donde vayamos a realizar la relajación debe ser la adecuada, es decir, ni mucho frío ni mucho calor.
- La luz debe ser suave, tenue, a ser posible en semipenumbra, para que no nos resulte molesta.
- La ropa que utilicemos es recomendable que sea cómoda y holgada, que no apriete ni moleste.
- Al iniciar los ejercicios, cerramos los ojos para concentrarnos mejor en la actividad que vamos a llevar a cabo.
- Debemos dedicarle a los ejercicios el tiempo que sea necesario; es fundamental para conseguir lo que esperamos.
Recordemos que existen técnicas diversas y variadas, por tanto, podemos buscar la técnica que más se ajuste a nuestro estilo de vida y a nuestras preferencias. Es importante tener en cuenta que, para que una técnica de relajación funcione, la deberemos practicar al menos durante un mes. Así como tener presente que si la técnica que hemos elegido no nos funciona, por tanto no ayuda a relajarnos, podemos probar otras diferentes.
Por tanto, si encontramos la técnica que más se adecúa a nosotros/as y la ponemos en práctica durante un tiempo, podremos incorporar la relajación como una parte más de nuestra vida.
Si estás interesado/a en aprender técnicas de relajación o no sabes cómo llevarlas a cabo, puedes contactar con nosotras. Reducir los niveles de estrés y ansiedad son necesarios para encontrar un estado de bienestar y poder llevar un ritmo de vida saludable.
