¿Qué es el apego y cómo nos afecta a la hora de relacionarnos?

¿Qué es el apego y cómo nos afecta a la hora de relacionarnos?

¿Qué es el apego?

El apego, en su significado más académico, es el vínculo afectivo que aparece entre el cuidador (generalmente un progenitor) y el niño, estableciéndose en los primeros momentos de vida. El apego tiene la finalidad de garantizar el cuidado del niño, su correcto desarrollo psicológico, consolidar su personalidad, gestionar sus emociones… Por ello, la figura del cuidador se convierte en crucial en las primeras etapas vitales. Según como sea este tipo de vínculo, se generará una forma de apego emocional u otra, algo que origina muchas consecuencias (positivas o negativas) en la vida adulta. Conviene aclarar que, a día de hoy, el término “apego” se utiliza popularmente para referirse a otros fenómenos de una forma más genérica; por ejemplo, en las corrientes de estoicismo se reflexiona sobre la idea de no sentir apego, refiriéndose a no “encariñarse” demasiado de las personas, situaciones o cosas. Pero, como acabamos de ver, el significado original es distinto y muy concreto.

La teoría del apego fue propuesta por John Bowlby en el siglo XX, psiquiatra que estudió cómo impactaban los lazos maternales en las conductas de los niños en distintos ámbitos (por ejemplo, en jóvenes delincuentes). Bowlby fue el encargado de proponer una distinción inicial de los distintos tipos de apego (explicados más adelante), clasificación que fue extendida por Mary Ainsworth.

El apego resulta tan importante porque, entre otras cosas, se encarga de hacer que el niño se sienta seguro en situaciones de peligro potencial. Un apego seguro, como se verá más adelante, permitirá que el niño explore el mundo de forma tranquila, pues este tiene la garantía de que el cuidador estará ahí si algo sale mal. Un apego inseguro puede originar problemas como ansiedad o falta de autoestima en la vida adulta.

El apego se suele consolidar en cuatro etapas distintas:

  • Antes de las 6 semanas, el bebé recién nacido no muestra particular apego hacia ninguna figura que le cuide.
  • Entre las 6 semanas y los 7 meses de edad, el bebé muestra más afecto hacia todos sus cuidadores, sin ninguna preferencia clara entre ellos.
  • A partir de los 7 meses de edad, esta preferencia se va consolidando, y el bebé empieza a sentirse más cómodo con ciertas figuras.
  • A partir de los 10 meses, estos vínculos con los cuidadores se van haciendo más sólidos y claros.

Tipos de apego en adultos:

Cuando se habla de la existencia de distintos tipos de apego en adultos, se hace referencia al hecho de que, según haya sido nuestra relación con las figuras de cuidadores cuando éramos pequeños, nos relacionaremos de una forma u otra con nuestros distintos vínculos como adultos, el cual es uno de los objetivos de la psicología general sanitaria y que se refleja habitualmente en las terapias de pareja. Así, se ha hablado de distintos tipos de apego:

Apego seguro:

Se genera un apego seguro cuando la figura del cuidador nunca ha faltado en la infancia. Si el niño se hacía una herida, o sentía miedo, siempre aparecía el cuidador para ayudarle y tranquilizarle. El elemento más importante para el apego seguro es la constancia del cuidador. Las personas que han desarrollado un apego seguro se relacionan sin miedos como adultos, no tienen miedo al compromiso en sus relaciones románticas, pueden presentar mayor autoestima, etc.

Apego ambivalente (o apego ansioso):

En estos casos, el cuidador estaba algunas veces, pero muchas otras no, generando una idea de inestabilidad en el niño. Puede ocurrir, por ejemplo, en familias con padres que trabajan muchas horas. Este tipo de apego genera inseguridad en las relaciones adultas del niño, pues este tiene la idea constante de que va a ser abandonado, o de no estar seguro de que la otra persona estará ahí cuando la necesite.

Apego evitativo:

Es un tipo de apego en el que la figura del cuidador, en general, no ha estado disponible. Esto no significa que se haya ignorado al niño, o que haya estado solo, sino que él ha percibido unos cuidados diferentes a los que necesitaba. Este tipo de apego suele generar muchas dificultades en las relaciones adultas, pues se trata de personas con poca autoestima y que desconfían del resto.

Apego desorganizado:

Es un tipo de apego en el que el niño está confundido respecto a la figura del cuidador, porque le tiene miedo, o le resiente por algún motivo, por lo que puede presentar comportamientos muy diversos. Este apego puede ocurrir cuando los padres son excesivamente exigentes, y castigan duramente al niño, o cuando han sido negligentes. El niño, por una parte, se siente cuidado pero, por otra, se siente dolido, lo que le genera confusión.

Apego excesivo:

Se trata de un apego en el que existe dependencia del niño hacia la figura del cuidador. Suele ocurrir en familias que han sobreprotegido al niño, impidiéndole explorar por su cuenta, y acompañándole en todos sus pasos. Suele dar lugar a niños con ansiedad de separación, y a adultos con gran temor de ser abandonados en sus relaciones adultas.

Nuestro tipo de apego es fijo y nos acompaña toda la vida, pero las consecuencias que genera están sujetas a cierta modificación y adaptación. Muchas personas acuden a terapia con el objetivo de solventar su manera de relacionarse como adultos, debido al apego que desarrollaron de niños, logrando grandes resultados.

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Referencias

Ainsworth, M. D. S., Blehar, M. C., Waters, E., & Wall, S. N. (2015). Patterns of attachment: A psychological study of the strange situation. Psychology Press.

Bowlby, J. (1977). The making and breaking of affectional bonds: I. Aetiology and psychopathology in the light of attachment theory. The British journal of psychiatry130(3), 201-210.

Goldberg, S. (2014). Attachment and development. Routledge.

Xavi Ponseti 

Col. Nº B-03138