Una de las decisiones más complejas a las que nos podemos enfrentar a lo largo de la vida es la de poner fin a una relación de pareja. Esta decisión se complica aún más cuando hay hijos involucrados, ya que muchas personas temen que el divorcio o la separación pueda causarles un daño irreparable. Sin embargo, es fundamental entender cuáles pueden ser las consecuencias, tanto para nosotros como para nuestros hijos, de continuar con una relación de pareja en la que no somos felices.
Consecuencias emocionales para los hijos
La idea de que mantener una relación que no funciona es la mejor manera de proteger a los hijos es un mito que ha perdurado durante mucho tiempo. Es normal que esto sea así, ya que echando la vista atrás, no hace tanto tiempo que está permitido que las parejas casadas puedan separarse o divorciarse. Anteriormente primaba la unidad familiar por encima del bienestar emocional de los miembros de la familia. Por suerte, las cosas ya no son así y ahora tenemos la posibilidad de separarnos en el momento en que queramos. Aun así, esos mitos sobre que la pareja debe estar unida para que los niños no sufran, sigue imperando en nuestra sociedad mucho más de lo que pensamos.
¿Realmente es mejor para ellos mantenerse juntos a pesar de todo? Cuando los padres deciden no separarse por sus hijos, a menudo están tratando de protegerlos de las implicaciones negativas que pueden acompañar a un divorcio. Pero la verdad es que los niños son muy sensibles a lo que ocurre en casa y con más frecuencia de la que pensamos sienten la tensión y la infelicidad entre sus padres. Esto puede ocasionar que se sientan confundidos, ansiosos o culpables, pensando que son la causa de lo que está ocurriendo.
Otro aspecto importante para tener en cuenta es el impacto que la relación disfuncional de pareja puede tener en la percepción de los niños sobre el amor y las relaciones en el futuro. Cuando los padres permanecen juntos solo por el bien de los hijos, los niños pueden crecer pensando que es normal estar en una relación infeliz. Esto puede influirles en sus elecciones de pareja en el futuro y llevarlos a repetir patrones de relaciones poco saludables. Al final, aprendemos de lo que vemos en casa y si no hemos tenido un modelo de relación saludable, difícilmente sabremos cómo debería ser. Esto puede generar que aprendan que la vida es un conflicto constante, que los problemas no se resuelven, sino que se mira hacia otro lado. Que gritar, reprochar o despreciar son formas válidas de tratar con los demás cuando surja un problema, que en las relaciones de pareja no se expresa afecto (porque mis padres no lo hacen) o que aunque no seas feliz con alguien, separase no es una opción, que hay que aguantar, porque las relaciones son así.
La separación con hijos de por medio tiene un impacto emocional para todos, es cierto. No podemos evitar que los hijos sientan dolor, frustración o incertidumbre ante una noticia que implica un cambio tan grande en su vida. Sin embargo, vivir en un entorno lleno de conflicto y hostilidad entre sus padres, o en el cual haya una absoluta falta de afecto y amor, puede ser mucho más perjudicial para su desarrollo emocional y psicológico que la separación. Además, hay niños que pueden sentir cierto alivio cuando se les comunica una noticia así, especialmente aquellos que han vivido durante un tiempo en un entorno hostil.
¿Cómo separarse para que no afecte negativamente a los hijos?
Cuando los padres toman la decisión de separarse de manera consciente y respetuosa, pueden proporcionar un ambiente más estable y saludable para sus hijos. Los niños necesitan sentirse amados, seguros y cuidados, y un hogar en el que los padres se respeten mutuamente, aunque vivan por separado, puede ofrecerles exactamente eso.
Además, al separarnos de manera amigable y cooperativa estamos enseñando un modelo de comportamiento maduro y responsable en la resolución de conflictos. Los niños pueden aprender que es aceptable terminar una relación que ya no funciona y que es posible mantener una relación respetuosa con un ex y que su amor por ellos siga siendo inquebrantable. Aprenderán que, aunque duela, a veces hay que tomar decisiones difíciles para priorizar su bienestar.
Si has llegado a la conclusión de que separarte es lo mejor para ti y tus hijos, es fundamental priorizar la comunicación y el apoyo emocional. Es importante que los niños sepan qué está pasando y qué va a ser de ellos a partir de ahora. Hay padres que optan por no hablar mucho con sus hijos sobre el tema porque es delicado y eso les hará sentir peor. Nada más lejos de la realidad: hablar con tus hijos sobre la situación de manera honesta y comprensiva puede ayudarles a procesar sus sentimientos y preocupaciones y a resolver dudas. Muchos niños pueden pensar que todo esto está pasando por su culpa, porque no se han portado bien, que puede que sus padres se reconcilien y vuelvan a estar juntos… Es esencial que sepamos cómo están interpretando la situación para poder desmontar las falsas creencias que puedan tener al respecto.
Después de la separación es importante intentar mantener las rutinas de los hijos siempre que sea posible y que la comunicación entre los padres sea lo suficientemente fluida para que los pequeños no se vean afectados ni se encuentren en medio del conflicto y tengan que hacer de intermediarios.
¿A qué edad de los hijos es mejor separarse?
Esta es una pregunta bastante repetida entre las personas que se encuentran ante dicho dilema. Aun así, no hay una edad de los hijos que sea mejor para separarse. Si bien es cierto que es un cambio vital importante y que según la edad en la que se encuentre puede afectarle de una forma u otra, decidir aguantar hasta que cumplan una cierta cantidad de años es lo mismo que seguir juntos para priorizar su bienestar, aunque eso genere infelicidad. La decisión debe basarse en la situación individual de la familia y en lo que mejor promueva el bienestar de los niños y de vosotros mismos.
A modo de conclusión, el «no me separo por mis hijos» puede ser una declaración cargada de buenas intenciones, pero es importante recordar que la calidad de la relación entre los padres tiene un impacto significativo en el bienestar de los hijos. Priorizar un ambiente familiar estable, amoroso y saludable, ya sea juntos o por separado, es la mejor muestra de amor y responsabilidad y el mejor aprendizaje que podemos enseñar a los más pequeños de la familia.
Si te encuentras en esta situación y no sabes cómo gestionarla, nosotros podemos ayudarte a darte las herramientas necesarias para que vosotros y vuestros hijos podáis sobrellevar una etapa tan difícil como esta. Recuerda que no estás solo/a en esto y que estás luchando por darle a tus hijos/as y a ti mismo/a, lo mejor para todos.
Aina Fiol Veny
Psicóloga Col. Nº B-02615