Dentro de la diversidad que presenta la humanidad en sus diferentes aspectos y formas, existe una especialmente importante en el mundo de la psicología: la neurodivergencia.
¿Qué es la Neurodivergencia?
La Neurodivergencia es un término no médico para identificar a las personas cuyo cerebro funciona de forma diferente al de la mayor parte de la población, en su forma de entender el mundo y las personas, de aprender, de procesar la información cognitiva y emocional, etc. No tiene por qué suponer un déficit, pero sí una diferencia que es importante identificar y atender, ya que sus necesidades, sus fortalezas y sus desafíos para la vida también serán diferentes. Las personas neurodivergentes experimentan, interactúan e interpretan el mundo de formas únicas.
Dentro de esta categoría podemos encontrar personas con Trastorno de Déficit de Atención con o sin Hiperactividad (TDA o TDAH), Trastorno del Espectro del Autismo (TEA), dispraxia, dislexia… y también Altas Capacidades (AACC o ACIS). En ocasiones, incluso, se combinan las AACC con otra neurodivergencia o con otras realidades (como una discapacidad visual o un trastorno mental, por ejemplo) generando lo que se conoce como Doble Excepcionalidad. Esta dualidad puede dar lugar a una experiencia diferente y requerir un enfoque adaptado, además de dificultar en muchas ocasiones el diagnóstico correcto del caso.
Histórica y erróneamente, se han categorizado de forma excesivamente polarizada estas neurodivergencias como problemas o trastornos los unos (TDAH, TEA, etc.) y características personales o incluso “suerte” la otra (AACC). Nada más lejos de la realidad… Todas las neurodivergencias presentan fortalezas y desafíos, tienen aspectos a conocer para poder aceptarlos, nos enfrentan a cuestiones a trabajar para mejorar la adaptación al mundo (muy creado para personas neurotípicas, por cierto)… Pero en ningún caso podemos irnos a los extremos para acercarnos a la realidad de esta población.
En esta ocasión en concreto, voy a pretender aportar algo de luz sobre el tema de las Personas Adultas con Altas Capacidades. ¿Y por qué las adultas? Si habéis leído cuestiones al respecto probablemente os habéis encontrado con que la mayoría de documentación publicada, sea más técnica o más divulgativa, habla de población infantil o adolescente con altas capacidades. Pero si esto es una idiosincrasia cerebral, que además nos acompaña toda la vida, ¿dónde están muchos de estos adultos? Invisibilizados, infraestudiados, infradiagnosticados o, lo que es peor, con diagnósticos erróneos o incompletos en los casos en los que presentan desajustes psicológicos que les empujan a acudir a consulta.
¿Qué son las Altas Capacidades en adultos?
Las Altas Capacidades se refieren a una combinación extraordinaria de habilidades cognitivas que superan ampliamente la norma promedio. Estas personas destacan por su rapidez de pensamiento, su capacidad de comprensión profunda y su creatividad deslumbrante, pudiendo sobresalir en diversos ámbitos como las ciencias, las artes o las humanidades, entre otras.
Esta excepcionalidad no se limita a una sola forma. Algunas personas con altas capacidades sobresalen en áreas específicas, como las matemáticas o la poesía, mientras que otras muestran talento polifacético que abarca múltiples dominios. Desde la música hasta la resolución de problemas complejos, cada persona presenta una combinación única de habilidades excepcionales.
En conclusión, es mucho más que tener un cociente intelectual (CI) superior a la media. Ese criterio es únicamente numérico y muchas veces, aunque sirve de ayuda, no consigue abarcar toda la magnitud, variabilidad y dimensionalidad del cerebro de estas personas. Para más información sobre el concepto de Inteligencia, puedes pinchar aquí.
Características de las Altas Capacidades en adultos
Sin embargo, más allá de los aspectos más definitorios de las AACC, hay un conjunto de características menos conocidas pero excepcionalmente relevantes que presentan las personas adultas con altas capacidades y que en ocasiones les suponen dificultades o desafíos emocionales, y que vale la pena conocer:
- Hipersensibilidad: Son más susceptibles a estímulos sensoriales, emocionales o sociales, lo que puede llevar a reacciones intensas frente a situaciones cotidianas, con lo agradable o desagradable que esto puede suponer para la persona.
- Elevada creatividad: Suelen tener una capacidad extraordinaria para generar ideas originales y soluciones innovadoras a problemas complejos. Esta creatividad puede manifestarse en diversos ámbitos, como el arte, la ciencia, la tecnología, el emprendimiento o la propia vida cotidiana.
- Pensamiento arborescente: Tienden a seguir múltiples líneas de pensamiento simultáneamente y con ello ser más creativas y ver más posibilidades o soluciones; a su vez, esto puede dificultar la concentración en una sola tarea o idea. A esto se le añade que muestran dificultad para seleccionar lo esencial de lo accesorio. Es decir, muchas ideas, muy interconectadas y sin un buen mecanismo que les ayude a “filtrar” con qué quedarse o qué es más relevante.
- Rigidez de pensamiento: A veces pueden mostrar resistencia al cambio y dificultad para adaptarse a nuevas situaciones o ideas, prefiriendo la estabilidad y familiaridad.
- Sentir que van a destiempo: Pueden experimentar la sensación de no encajar y de no ir al mismo ritmo que las demás personas (sea porque van más rápido o porque van más lentas, quedándose más en los detalles), lo que puede generar ansiedad o incomodidad social.
- Perfeccionismo: Tienden a establecer estándares más altos para sí mismas y a ser críticas consigo mismas cuando no alcanzan sus propias expectativas. En muchas ocasiones, este aspecto las lleva a tener éxito académico y/o profesional, sin embargo, este perfeccionismo y alta exigencia a veces les afecta en forma de ansiedad o bien trasladan la exigencia a los demás, pudiendo crear dificultades en la pareja o en el ámbito social, así como sufrir múltiples decepciones.
- Aburrimiento e insatisfacción crónica: Pueden aburrirse fácilmente con actividades que consideran repetitivas o poco estimulantes, lo que puede llevarlas a buscar constantemente nuevos desafíos, probar cosas nuevas, ampliar su conocimiento…
- Sensación de vacío: A pesar de sus logros y habilidades, pueden experimentar una sensación de falta de propósito o de insatisfacción existencial.
- Impaciencia: Suelen tener dificultades para tolerar la lentitud o la ineficiencia en los demás, lo que puede generar frustración en entornos donde el ritmo es más pausado.
- Buscar estímulos amorosos constantes: Pueden tener una necesidad intensa de conexión emocional y afectiva, buscando constantemente relaciones profundas y significativas. A su vez, no en pocas ocasiones, aparece pronto la insatisfacción, el perfeccionismo y la hiperexigencia, dificultándoles mantener relaciones duraderas.
- Selectividad con las amistades: Suelen ser muy selectivas con sus amistades, pasando a tener un férreo compromiso con ellas cuando pasan dicho “filtro”. En muchas ocasiones, esperan la misma entrega a cambio y aparecen decepciones reiteradas. Si eso no ocurre, pueden establecer relaciones fieles de solidez extraordinaria.
- Baja autoestima: Aunque pueda resultar paradójico, en muchas ocasiones las personas adultas con altas capacidades presentan problemas de autoestima. En muchos casos debidos, en parte, a no haber sido correctamente diagnosticadas en la infancia. Ese hecho puede producir que se atribuyan a sí mismas el “problema”, la no adaptación, el sentirse diferentes incluso tontas, y a sentir incomprensión, sentimientos de fracaso, culpa o vergüenza.
- Riesgo de relaciones tóxicas: Debido a la baja autoestima u otras secuelas emocionales, y a la falta de autoconocimiento propio, pueden tener más riesgo de caer en relaciones tóxicas.
Huelga decir que no todas las personas adultas con altas capacidades presentan estas características ni de la misma forma, si bien es cierto que para comprenderlas bien (o comprendernos, si es nuestro caso) no podremos centrarnos únicamente en las características definitorias y cuantitativas, sino que habrá que tener en cuenta también el resto del abanico que las acompaña.
¿Qué hacer si tengo sospecha de tener AACC?: Diagnósticos erróneos más frecuentes y acompañamiento terapéutico
Muchas de las personas adultas con altas capacidades sin diagnosticar, experimentan malestar emocional y acuden a la visita de un profesional de la psicología o de la psiquiatría. Desgraciadamente, el infradiagnóstico o diagnóstico erróneo sigue siendo muy frecuente y más en población adulta, como ya he comentado anteriormente, por lo que muy comúnmente se atribuye el malestar del paciente a causas equivocadas (trastornos de personalidad, trastorno bipolar u otras neurodivergencias) o bien a causas ciertas pero incompletas al no tener en cuenta el perfil de AACC (ansiedad, depresión, traumas, problemas de adaptación, doble excepcionalidad…).
Es importante, por tanto, acudir a un/a profesional de la Psicología General Sanitaria sensible y formado/a en esta temática, para favorecer no solamente un diagnóstico acertado sino un acompañamiento o terapia, si es el caso, adaptado a las necesidades reales del paciente y que contemple todas las esferas de su neurodivergencia.
Cabe destacar que para la terapia o el acompañamiento posterior podrá ser de ayuda un psicólogo especializado, sin embargo para la confirmación diagnóstica previa será necesario acudir a la figura del neuropsicólogo, para la realización de una exploración neuropsicológica completa con tal objetivo.
En cualquier caso, el acompañamiento o terapia se basará en aumentar el autoconocimiento, partiendo de la conciencia de esta realidad, fomentando las potencialidades que para cada persona con altas capacidades sean más significativas, y entendiendo y trabajando sobre los mecanismos que desde siempre o desde algún momento en concreto, hayan supuesto desafíos que convenga enfrentar. Tener Altas Capacidades no es una suerte ni una desgracia, es una diferencia, y como tal debemos autoconocernos, respetarnos, autocuidarnos y trabajar en la cobertura de las propias necesidades.
¿Cómo apoyar a una persona con Altas Capacidades?
Cuando una persona adulta es diagnosticada de altas capacidades, es frecuente que aparezcan sentimientos encontrados: sorpresa, tristeza, miedo… y alivio, por haber encontrado por fin una explicación a lo que les venía ocurriendo.
Algunas de las recomendaciones que se pueden seguir para apoyar a las personas en este proceso serían las siguientes:
- Transmitir mensajes de comprensión y empatía, así como mostrar interés en el significado del diagnóstico para él o ella.
- Acompañarles en su proceso de autodescubrimiento sin generarles presión por tener que hacer o ser más que antes del diagnóstico (por ejemplo, evitar expresiones como “Sabiendo esto, podrás hacer…”).
- Intentar no caer en mitos o ideas erróneas sobre las AACC.
- Animarles a sacar provecho con el tiempo de su creatividad y sensibilidad, como un valor en sí mismo.
- Escuchar y atender las peticiones que puedan expresarnos.
Si te han diagnosticado AACC, crees que pudieras tenerlas o bien compartes tu vida con alguien que las tiene, y/o si necesitas más información, asesoramiento o apoyo psicológico, estamos aquí para ayudarte.
Paola Obrador Pellicer
Psicóloga General Sanitaria
Nº Col.: B-1815