¿Te ha ocurrido alguna vez que, al intentar conocer a alguien, esa persona ha desaparecido de repente? ¿O te ha ido “dando largas” hasta que la has perdido de vista? Si la respuesta a alguna de esas preguntas es que “sí”, entonces has sido víctima de ghosting.
Por el contrario, ¿lo has hecho tú a alguien alguna vez?
¿Qué es el ghosting o el ghosting emocional?
La palabra ghosting proviene del inglés (ghost = fantasma) y es el término que se usa para definir el acto de desaparecer de la vida de alguien sin motivo aparente. Esta desaparición crea malestar sobre la persona que es “abandonada”, a la que se considera “víctima” de ghosting. Por eso hay personas que añaden el apellido “emocional” al término, haciendo referencia a las consecuencias emocionales sobre la víctima.
Por desgracia, es un fenómeno que está en auge, y que mucha gente o bien lo ha experimentado, o bien lo ha ejercido sobre otro. Lo habitual es que se dé en relaciones sentimentales que están comenzando. Es decir, al poco tiempo de ir quedando con otra persona, con la intención de conocerla e intentar tener una relación sentimental, una de las dos partes desaparece sin explicación. Ésta sería la forma clásica, aunque también puede desaparecer de manera paulatina y más sutil. Veamos qué tipos de ghosting existen.
Tipos de ghosting
El término ghosting surgió de manera orgánica, para definir este tipo de prácticas que se han descrito. Su uso es coloquial, y de la misma forma, van surgiendo otros términos para designar prácticas parecidas o modalidades de la misma.
Hasta el día de hoy tenemos:
- Ghosting: desaparición voluntaria, repentina y sin justificación, que ejerce alguien sobre la vida de otra persona que está conociendo, sin la intención de tomar responsabilidad de tal acto.
- Caspering o curving: desaparición voluntaria, paulatina y progresiva, que ejerce alguien sobre la vida de otra persona que está conociendo, sin la intención de tomar responsabilidad de tal acto.
Se diferencia de la primera en que es una desaparición más lenta y progresiva. En estos casos lo que cambia no es la presencia, sino la actitud. La persona pasa de mostrar interés, ser amable y comunicadora, a ser ambigua, incoherente e intermitente. Para ello, cada uno usará estrategias distintas. Algunos se pasarán días sin contestar, otros te contestarán de forma cortante y escueta, otros pondrán excusas, etc. El objetivo sigue siendo desaparecer sin tomar responsabilidad de ello.
Luego, además de estos términos, pueden salir otros que definan realidades parecidas, por ejemplo:
- Ghosting ejercido por un amigo
- Ghosting ejercido por un familiar
- Ghosting solo mediante mensajes de texto
- Ghosting dentro de la pareja
- Ghosting por causa “justificada”
- Etc.
¿Conoces o se te ocurre algún término que defina alguna de esas formas de ghosting específicas?
En cualquier caso, todas las modalidades que puedan existir comparten una misma raíz, que es la falta de responsabilidad afectiva de una parte, y el sufrimiento emocional de la otra.
¿Qué es la responsabilidad afectiva?
La responsabilidad afectiva sería justamente lo contrario al ghosting. Dicho de otra forma, el ghosting ocurre cuando hay falta de responsabilidad afectiva.
La responsabilidad afectiva es la capacidad de modular nuestra conducta para que ésta no hiera emocionalmente (o hiera lo más mínimo) a otras personas. Para que eso sea posible, antes hay que hacer un ejercicio de empatía y debemos dar importancia a los sentimientos de los demás. Si no existe esa base, difícilmente podremos ser responsables afectivamente. Al contrario: actuaremos egoísta y egocéntricamente, como cuando hacemos ghosting.
Sin embargo, no todas las personas que ejercen ghosting lo hacen porqué no tengan empatía ni les importen los sentimientos de los demás. Existen otras razones y factores que pueden influir en esa práctica.
Causas del ghosting. ¿Es todo ghosting?
La falta de responsabilidad afectiva también puede darse por una falta de habilidades sociales, por ansiedad social, vergüenza, dificultad para poner límites, miedo a la reacción del otro, miedo al compromiso, etc. Por cualquiera de estos motivos, algunas personas pueden verse incapaces de rechazar una cita, o de dar a conocer que han cambiado de opinión. Entonces, ante esos miedos, muchos optan por la opción más fácil, que es evitar la situación. Es decir, evitan tener que enfrentar el momento de rechazar al otro. Por eso el uso de móviles y redes sociales son un factor que ha podido ayudar al aumento de esta práctica. Esto es debido a que estos medios de comunicación, en sí mismos, nos permiten evitar fácilmente estas situaciones.
La pregunta ahora sería: ¿Puede considerarse ghosting si el motivo es por esa incapacidad percibida de hacer frente a la situación? ¿Tiene que haber intención explícita de hacer daño? ¿Tiene que haber una falta de empatía real?
Cada uno tendrá una respuesta distinta a esas preguntas. En cualquier caso, se ha de entender que la responsabilidad es la misma para todos. Con lo cual, lo llamemos ghosting o no, corremos el riesgo de dañar al otro con ese comportamiento.
Consecuencias del ghosting sobre la víctima
Las consecuencias sobre la víctima serán emocionales, y serán algo distintas en función de si hablamos de un ghosting clásico, o de sus formas más progresivas, como los llamados caspering o curving.
En el caso de una desaparición repentina, puede afectarnos en modo de culpabilidad. Al no tener una explicación, tendemos a buscar la razón en nosotros mismos. Nos preguntaremos qué hemos hecho para que esto ocurra, o qué hay de malo en nosotros para que nos desprecien de ese modo. Si encima somos conscientes de que esa persona se encuentra como si nada o incluso está con otra pareja, la culpabilidad puede convertirse en sensación de humillación, y en una baja autoestima por creer que “no somos suficientes”.
Cuando la desaparición es lenta y progresiva, las consecuencias son algo distintas. “Me hace caso unos días y luego se pasa una semana sin hablarme. Si retoma la conversación, lo hace como si nada o poniendo alguna excusa.” Estas incoherencias crean en nosotros una incertidumbre intermitente y una montaña rusa de emociones. También corremos mayor riesgo de engancharnos a esa dinámica. Con tal de que alguna vez nos haga caso, acabamos normalizando actitudes que no son correctas y permitiendo faltas de respeto hacia nosotros.
Al final, la consecuencia acaba siendo parecida (baja autoestima e incapacidad percibida para encontrar pareja) solo que por vías distintas. Además, puede crearnos mucha inseguridad de cara a conocer más gente en el futuro. Podríamos tener problemas para discernir actitudes sanas y perjudiciales, o incluso seríamos nosotros los que ejerceríamos ghosting.
¿Cómo superarlo?
Si has sido víctima de ghosting, significa que pasas o has pasado por un duelo. Por mucho que la relación haya sido muy corta o incluso no os hayáis visto en persona, desde la psicología lo seguimos considerando un duelo. El duelo se da cuando hemos perdido a alguien que es importante para nosotros, o que lo ha sido en algún momento, por lo que solemos sentir una tristeza que es natural. Sin embargo, aquí estaríamos hablando de un duelo problemático, marcado por creencias erróneas sobre la otra persona, sobre nosotros mismos, y sobre la relación que ha existido. Para lidiar con eso:
- Lo primero que debemos entender es que MERECEMOS un trato justo y respetuoso hacia nosotros. Aunque nos cueste ver la actitud del otro, una vez entendido esto, debemos actuar en consecuencia.
- Actuar en consecuencia significa exigir ese trato y cortar la relación si no se cumple. En los casos de ghosting, estos problemas suelen darse al inicio de una relación, por lo que aún puede resultar más fácil cortar. En los casos de caspering o curving, puede alargarse más el problema, por lo que podremos ser más vulnerables a recaer con la misma persona.
- En cualquier caso, se recomienda cortar definitivamente la relación. Contacto cero. Significa que también debemos evitar contacto con esa persona a través de amigos, redes sociales, etc. De esta forma, la recuperación podrá ser más sencilla.
Otros consejos también serían:
- Si tenemos una buena red de amistades y/o familiar, deberíamos apoyarnos en ellos. Las personas que nos quieren suelen ver antes que nosotros las actitudes perjudiciales de quien ejerce ghosting. Aunque al principio nos cueste verlo, hacerlos conocedores de tu situación hará no solo que puedan consolarte, sino que te ayuden para prevenirlo en un futuro.
- Sigue con tu vida y ten proyectos. Aunque esa tristeza esté allí y debamos sacarla, no podemos permitir que repercuta en otras áreas. Somos mucho más que alguien a quien han hecho ghosting. Mantenernos activos será importante para eso y va a ser más fácil con cosas que nos hagan ilusión. Puede ser desde viajar, hasta hacer un curso de cocina o ayudar en una ONG.
- Descansa de parejas por un tiempo. Tras una ruptura o al ser víctima de ghosting, quedamos afectados y eso puede repercutir en futuras relaciones.
- Mímate. El autocuidado es importante en todo momento, pero en especial en situaciones difíciles como éstas, en las que la autoestima queda dañada. Puedes aprender más sobre la autoestima y el autocuidado en nuestro blog.
- Acude a un profesional de la psicología general sanitaria, en caso de que te veas demasiado abrumado/a, con dificultades para seguir los pasos anteriores, o si aun siguiéndolos, tras un tiempo sigues sintiéndote mal.
Guillem Nicolau Coll
Psicòleg General Sanitari
Nº col.: B-02773