¿Qué es el duelo perinatal o duelo gestacional?
La pérdida de un embarazo y/o un bebé deseado es sin duda, una vivencia devastadora, independientemente de la edad gestacional. El término se utiliza para hacer referencia a la pérdida producida en cualquier mes de la gestación hasta el primer mes de vida del bebé.
Por tanto, el duelo perinatal es aquel que acompaña a la pérdida de un hijo, durante la gestación, a lo largo del parto o tras su nacimiento. Se suele distinguir del duelo gestacional ya que este último se asocia a la pérdida del bebé debido a la interrupción del embarazo. Sin embargo, en muchos casos ambos términos se utilizan de forma indistinta.
Innegablemente la pérdida perinatal es una vivencia traumática, que se considera contra natura y que causa gran sufrimiento tanto en los padres como en su entorno más cercano.
No obstante, en nuestra sociedad, así como existen términos y formas de identificar a aquellos que pierden a sus padres o a sus parejas como “huérfanos” o “viudos” respectivamente, no existe un término para referirse a aquellos padres o madres que sufren la pérdida de un hijo. Esto reafirma la invisibilidad del duelo perinatal que, durante muchos años no ha sido reconocido como tal. De hecho, los padres deben hacer frente en multitud de ocasiones por parte de profesionales de la salud o de su mismo entorno a afirmaciones tales como “tenéis que ser fuertes; seguro que podéis tener más hijos”. Además, reciben gran presión para superarlo y buscar un nuevo embarazo cuanto antes, de la mano de consejos como “lo que tenéis que hacer es no pensar y tener otro hijo lo antes posible” o “la vida continúa”.
De hecho, parece existir una distinción social en función del momento en el que se produce la pérdida. Si la pérdida se produce una vez ha nacido el bebé, existe mayor acogida social como si únicamente en este caso se reconociera como un duelo con todas las letras. Sin embargo, cuando la pérdida se produce durante el embarazo o en el parto, socialmente no se recibe este reconocimiento; incluso parece que los padres o madres deberían superarlo con mayor rapidez ya que no se les concede la legitimidad para elaborar el duelo.
Además, a modo de ejemplo de la otra cara de la moneda, a veces, sus allegados evitan hablar del tema o tratan de actuar con “normalidad” con el fin de no causar más sufrimiento. Esto suele provocar en los progenitores el efecto contrario pues no solo no perciben consuelo alguno, sino que enmascara su dolor y se ven obligados a vivir su pérdida en silencio. Entonces, sus sentimientos de tristeza, inseguridad y desesperanza se ven intensificados ya que se encuentran incomprendidos, juzgados y sin un espacio para poder compartir su sufrimiento.
Los duelos son procesos normales y necesarios para poder afrontar el dolor y todos los sentimientos que surgen tras las pérdida de nuestros seres queridos.
No obstante, en este escenario, la invisibilidad y la falta de reconocimiento social dificultan que este proceso de duelo tenga lugar.
Debemos tener en cuenta que la no elaboración del duelo puede convertirse en el desencadenante de trastornos emocionales como depresión o ansiedad e incluso de trastorno por estrés postraumático.
Las manifestaciones del duelo perinatal
Al principio, los padres suelen experimentar miedo, sensación de irrealidad y de desesperanza junto a la creencia de que no se van a recuperar nunca. Además, tratan de buscar explicación a lo ocurrido aunque en la mayoría de ocasiones no hay respuestas claras.
Aparece también la culpabilidad a partir de la falsa percepción de que podían haber hecho algo para evitarlo. Suelen también mostrar dificultad para retomar su actividad diaria, insomnio, pérdida de apetito o irritabilidad.
En general, podemos decir que la pérdida de un hijo afecta a como pensamos, sentimos y actuamos. Además de las emociones y creencias comentadas, los padres suelen experimentar los siguientes síntomas:
Síntomas físicos | Síntomas emocionales | Síntomas cognitivos | Síntomas conductuales |
•Dificultades para respirar + sensación de vacío •Llanto descontrolado •Pesadillas | •Pérdida de interés •Dificultad para experimentar placer (anhedonia) •Tristeza y soledad •Frustración y rabia •Sentimientos de incomprensión / abandono | •Denial •Concentration difficulties and y desorientación •Pérdidas de memoria •Pensamientos negativos intrusivos •Pensamiento desorganizado | •Desapego •Conductas de evitación • Aislamiento •Hiperactividad |
A nivel de pareja, se comparte la sensación profunda de impotencia, acompañada de culpabilidad, frustración y miedo de no poder tener hijos en el futuro.
En realidad, en la madre gestante suelen estar más presentes la culpa y la responsabilidad ante la pérdida, mientras que el acompañante vive esta realidad con gran impotencia y frustración, aunque en multitud de ocasiones su pérdida se sitúa en segunda posición y no se le concede la importancia que merece.
Las fases del duelo perinatal
En relación con las manifestaciones del duelo perinatal, en el proceso podemos diferenciar las siguientes fases:
- Shock- negación: se percibe sensación de irrealidad e incredulidad (“esto no puede ser cierto”), confusión, miedo e irritabilidad. En ocasiones se cree escuchar el llanto del bebé o notar sus pataditas en la barriga.
- Enfado: una vez se reconoce lo que ha ocurrido, se siente rabia, impotencia y frustración, así como la necesidad de buscar explicaciones y culpables.
- Negociación: para poder afrontar lo ocurrido, se negocia con la realidad. Se experimenta desconsuelo, culpa e incertidumbre. Por ejemplo, se investiga cómo prevenir abortos espontáneos aunque no se tenga realmente control sobre ello.
- Depresión o dolor emocional: esta fase se caracteriza por la aparición de una profunda tristeza y nostalgia, además de la creencia de que no se merecían ser padres o por otro lado, de que merecen ser castigados.
- Aceptación: se va asumiendo la pérdida y el dolor que siempre estará presente y a la vez, se comienza a afrontar el futuro con la ausencia de su hijo.
Estas fases no son lineales y pueden ser experimentadas en diferente orden o incluso puede que algunas de ellas no tengan lugar y otras se experimenten con mayor o menor intensidad.
Debemos tener en cuenta que la intensidad y la vivencia de cada proceso de duelo dependen de nuestra historia personal y de nuestros recursos y estrategias para afrontarlo. Además, a pesar de que estas fases coinciden con las que tienen lugar en otros duelos, el tupido velo que se instaura a nivel social y sanitario, dificulta la elaboración del duelo en los padres, que perciben falta de empatía, de comprensión y de apoyo.
Para comprenderlo mejor y profundizar en este tema, puede serte de utilidad leer otros apartados de nuestro blog sobre el proceso de duelo, en otros escenarios, como la pérdida de la pareja.
¿Cómo tratar el duelo perinatal?
Es necesario entender que aunque los padres no hayan conocido a su hijo, ya se ha forjado un vínculo y una relación de apego desde el momento en el que son conscientes de que un bebé viene en camino.
Por este motivo, las personas que atraviesan esta vivencia traumática, necesitan que se les reconozca su pérdida y que se validen sus sentimientos. Precisamente este factor marcará la diferencia entre que se transite el duelo de forma sana o que este acabe enquistándose y complicándose. En efecto, la pérdida perinatal marca un antes y un después en la experiencia vital y requiere de un acompañamiento en el proceso de duelo.
Cabe tener en cuenta que los procesos de duelo son individuales ya que cada persona puede necesitar expresar, comunicar y hacer frente a su dolor de forma distinta. Además, no siguen un curso predecible ya que no existe una varita mágica para hacer desaparecer todos los sentimientos que acompañan a la pérdida. Cada familia requiere de su tiempo para transitar el duelo sin plazos temporales determinados.
No existen, por tanto, formas correctas o incorrectas de afrontar un duelo. Cada persona lo afronta con los recursos de los que dispone y en consecuencia, se recomienda encontrar apoyo en los profesionales adecuados.
Ambos progenitores experimentan la pérdida y necesitan recibir tanto apoyo individual como en pareja mientras elaboran su propio duelo. Por ello, puede ser reconfortante buscar grupos de apoyo y acompañamiento donde puedan compartir su vivencia y sentirse comprendidos.
Además, los padres pueden recurrir a psicoterapeutas especializados en duelos y pérdidas. La terapia cognitivo-conductual es uno de los posibles abordajes y resulta de gran utilidad tanto para validar sus emociones como para desarrollar estrategias que les permitan gestionar la vorágine de emociones y pensamientos que les asaltan. De hecho, las intervenciones tempranas y el apoyo emocional contribuirán a reducir la ansiedad y la preocupación que podrían manifestar los padres frente a futuros embarazos.
En todo el proceso, es especialmente importante no solo hallar un espacio para expresarse sino que hayan podido mantener contacto, despedirse de su bebé e incluso crear recuerdos con él; ya sea a través de fotos o de los medios que ellos necesiten.
Por último, no podemos olvidar que la pérdida de un embarazo también afecta a los hermanos. Los niños más pequeños podrían no entender qué ha ocurrido aunque percibirán algunos cambios en sus padres mientras los más mayores podrían comenzar a experimentar sentimientos de pérdida por lo que es importante tenerlo en cuenta de cara a ofrecerles apoyo y acompañamiento.
Si te has visto reflejado/a en este artículo o en este momento te encuentras transitando un duelo con dificultades y emociones que no sabes cómo gestionar, no dudes en ponerte en contacto con nosotros.
Referencias bibliográficas
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Laura N. Roza Amengual
Psicóloga Col. No B-02389