Son diversos los trastornos que pueden afectarnos haciendo que nuestro estado de ánimo se vea alterado y nuestro bienestar disminuya o desaparezca. Uno de los trastornos más habituales por los cuales se acude a la consulta de un/a psicólogo/a es la depresión.
En algún momento de nuestras vidas hemos escuchado decir que alguien está deprimido/a, que tiene síntomas depresivos, que tiene el ánimo por los suelos o no le apetece hacer nada. Sin embargo, son diversos los factores que debemos tener en cuenta para hablar de un trastorno depresivo como tal y no simplemente de una época de tristeza o de bajón anímico.
¿Qué es la depresión?
Cuando hablamos de depresión hacemos referencia a un trastorno del estado de ánimo que se caracteriza por síntomas como tristeza excesiva y persistente; dificultad para disfrutar de las cosas de las que antes sí se disfrutaba y pérdida del placer; aumento o pérdida del apetito; fatiga o pérdida de energía; sentimiento de inutilidad, entre otros. Todo ello causando malestar a la persona que lo padece, presentándose de forma intensa y permanente en el tiempo.
Es decir, son síntomas donde la persona que padece depresión siente durante todo el día, casi todos los días y durante al menos dos semanas consecutivas. Los pensamientos negativos y la falta de actividad son los factores principales que hacen que este estado depresivo se mantenga.
¿Qué tipos de depresión existen?
No sólo existe un tipo de depresión ni todas las personas que la padecen lo viven de la misma manera, igual que los motivos por los cuales se encuentran en esta situación tampoco son los mismos para todo el mundo.
Existen diferentes tipos de depresión, en función de varios factores. Por ejemplo, el trastorno depresivo mayor es uno de los más frecuentes. Se caracteriza principalmente por la presencia de un episodio de bajo estado de ánimo persistente (durante al menos 6 meses) en que la persona experimenta sentimientos de tristeza, llanto, irritabilidad, etc., durante la mayor parte del día, casi todos los días; y un descenso acusado del interés o la capacidad de experimentar placer en todas o casi todas las actividades que habitualmente sí resultan placenteras. Todo ello se acompaña de síntomas como pérdida o aumento del apetito, perturbaciones en el sueño, fatiga, sentimientos de culpa, entre otros. Este cuadro sintomático interfiere en el día a día de la persona.
Otro tipo de problema del estado de ánimo es el trastorno distímico. Éste hace referencia a un estado depresivo que se prolonga en el tiempo (durante al menos 2 años), y que puede incluir diferentes episodios depresivos mayores. Se presenta de forma continuada con estados de ánimo muy bajo y con síntomas depresivos y aunque el estado de ánimo puede variar, la persona no suele estar más de dos meses sin estos síntomas. Este trastorno tiende a confundirse con lo que conocemos como personalidad depresiva, por ejemplo, cuando decimos “es una persona triste”.
La depresión psicótica es otra de las formas en las que se presenta este trastorno. Son episodios depresivos que presentan síntomas psicóticos.
Otro tipo de depresión muy frecuente, es la depresión postparto. Suele darse durante el primer mes después del parto, su causa es principalmente hormonal y suele remitir. Sin embargo a veces se cronifica ya que está asociada también a miedos de no saber cuidar al bebé, miedo a quedarse a solas con él/ella, dudas de ser una buena madre, sensación de falta de tiempo y de falta de sueño, entre otros; además de los síntomas característicos de la depresión (sentimiento de culpa, pérdida de energía, cambios en el apetito, etc.).
Además de los diferentes tipos de depresión, también cabe tener en cuenta que cada trastorno puede presentar diferentes variables por ejemplo en la gravedad (leve, moderada, grave), en la frecuencia (episodios únicos, episodios intermitentes, episodios que vuelven a aparecer, crónica) y en la duración (semanas, meses, años).
¿Es lo mismo tristeza que depresión?
La tristeza es una emoción natural y básica, al igual que necesaria. Todas las personas, en algún momento de nuestra vida y por diferentes circunstancias (pérdida de un ser querido, ruptura de relaciones amorosas, de amistad o de familia, despido laboral, que las cosas no salgan como uno/a quiere, etc.), sentimos tristeza. La tristeza puede durar algunos días o meses, tiene un tiempo determinado y además estamos preparados para combatirla y seguir adelante; el llanto es necesario en estas ocasiones y nos ayuda a desahogarnos.
La depresión, sin embargo, es un trastorno mental caracterizado por una tristeza profunda, de intensidad elevada, de larga duración, además de tener un grado importante de interferencia en nuestro día a día y de provocar malestar subjetivo. También existen otros factores que pueden afectar a la persona e incapacitar su afrontamiento ante esta situación, generando sentimientos de inutilidad y desesperanza, asociados en los peores casos al riesgo de suicidio.
Estos mismos síntomas se pueden dar en otros casos y es necesario una evaluación profesional cualificada para determinar finalmente si se trata de una depresión o no.
¿Qué puede desencadenar una depresión?
Son muchos los factores que pueden llevar a una persona a padecer depresión y a continuación los explicamos.
Diversos estudios explican que hay factores genéticos que predisponen a una persona a padecer depresión y ansiedad, es decir, una persona con antecedentes familiares (madres, padres, hermanos/as, etc.) con depresión y ansiedad, tiene más riesgo de desarrollarla. Aunque cabe tener en cuenta que en la familia no sólo influye la genética, sino también los patrones de aprendizaje, por ejemplo, si mi madre o mi padre han tenido depresión y suelen, por tanto, tener pensamientos negativos es posible que yo aprenda ese patrón de ellos.
Otros factores que pueden explicar la depresión es la influencia de la bioquímica en nuestro cerebro, es decir, existen alteraciones o déficits en algunos neurotransmisores, como la serotonina, la dopamina y la noradrenalina, que afectan directamente en la depresión. Es por ello que en estos casos los fármacos antidepresivos son necesarios.
También son diversos los factores psicológicos que pueden afectar en el desarrollo de la depresión como pueden ser los esquemas cognitivos negativos, creencias irracionales, pensamientos automáticos negativos, una baja autoestima, tener poca red social que dé apoyo, realizar pocas actividades placenteras, no disponer de recursos personales para afrontar situaciones complejas, entre otros.
Como vemos, las causas de la depresión son diversas y pueden relacionarse entre ellas. Es por ello que no existe una causa exclusiva y aislada que dé explicación a este trastorno. Además, cabe tener presente que cada persona es diferente y no todo el mundo afronta una misma situación de la igual manera ni le afectan las mismas cosas.
¿Cómo podemos identificar una depresión?
Para poder detectar una depresión debemos tener en cuenta cuáles son los síntomas más frecuentes:
– Estado de ánimo depresivo la mayor parte del día, casi todos los días.
– Disminución del interés o del placer en todas, o casi todas, las actividades que antes sí resultaban placenteras.
– Pérdida o aumento de peso; pérdida o aumento del apetito.
– Insomnio o somnolencia.
– Agitación o enlentecimiento psicomotor.
– Fatiga o pérdida de la energía.
– Sentimientos de desvalorización, de culpa y de inutilidad.
– Sensación de vacío.
– Aislamiento.
– Menor capacidad para pensar o concentrarse, y dificultad en la toma de decisiones.
– Pensamientos recurrentes de muerte, ideas de suicidio o intento de suicidio.
Aunque estos síntomas puedan sugerir una depresión, cabe tener en cuenta que hay personas que experimentan muchos de estos síntomas y no necesariamente padecen una depresión; al igual que hay personas que no parecen presentar estos síntomas y sí padecen depresión. También puede ocurrir que algunos síntomas coincidan con los citados, pero la problemática se explique mejor con otro diagnóstico.
Estos son algunos de los indicios que pueden activar nuestra alarma, ya sea con nosotros/as mismos/as o con otra persona, para pedir ayuda y ponernos en manos de profesionales.
¿Los fármacos son necesarios?
En muchos casos los fármacos son necesarios, sin embargo es importante no abusar de ellos. Por este motivo es recomendable acudir a un/a profesional de la psiquiatría que nos pueda evaluar y diagnosticar la depresión y recetarnos el fármaco que mejor convenga en nuestro caso, ya que cada depresión y persona es diferente.
Los fármacos pueden actuar como el “empujoncito” que necesitamos para empezar a sentirnos mejor y poder iniciar un proceso terapéutico, es decir, se puede llevar a cabo un tratamiento que combine los fármacos con una terapia psicológica. Sin embargo, una terapia exclusivamente farmacológica puede no tener los efectos deseados, a no ser que sea la depresión de causa estrictamente orgánica; así como también existen personas con depresión que no necesitan de la ayuda de los fármacos.
¿Qué tratamiento se lleva a cabo?
Principalmente el/la profesional de la psicología debe llevar a cabo una evaluación para entender la situación de la persona, poner en contexto su caso, establecer el porqué de su causa y de su mantenimiento, y poder adecuar el tratamiento.
En términos generales, los componentes del tratamiento de la depresión suelen incluir trabajo de la autoestima, ya que las personas con depresión suelen tener una imagen muy distorsionada de ellas mismas, influyendo directamente en una autoestima baja. Por ello también es fundamental tener en cuenta la idea de suicidio o el intento de éste para prevenir este acontecimiento.
También son importantes los pensamientos automáticos negativos que generan los sentimientos de culpa, inutilidad y desesperanza, dando pautas para cambiar estos pensamientos y generar pensamientos más acordes con la realidad, ya que “su realidad” suele estar distorsionada.
Así como también es importante realizar actividades gratificantes para volver a activar física y psicológicamente a la persona, ya que el hecho de llevar a cabo actividades que nos agradan genera bienestar y este mismo bienestar, a su vez, genera más ganas de llevar a cabo actividades. Además, puede ser necesario trabajar otros componentes en función de cada caso ya que, como comentamos anteriormente, es diferente para cada persona.
Si tu estado de ánimo ha decaído, si crees que puedes tener algunos de los síntomas anteriormente descritos, si te identificas con el concepto de depresión o conoces a alguien que se encuentre en una situación similar, puedes ponerte en contactacto con nosotras…