Los celos son una emoción normal que hemos podido experimentar en diferentes contextos de nuestra vida. Sin embargo, en el momento que los celos causan un impacto en nuestro bienestar, en el de otros y en nuestras relaciones, estos se convierten en un problema.
Los celos en la pareja nacen fruto de varias ideas integradas en nuestra sociedad acerca del amor y las relaciones. Sin embargo, dichas ideas son mitos, es decir, no son ciertos.
Los mitos principales en los que se apoyan los celos serían los siguientes:
- La persona nos pertenece: Las relaciones deberían ser voluntarias y no podemos obligar a nadie a querernos o a sernos fiel. Nadie es tuyo ni tú eres de nadie.
2. “No puedo vivir sin ti”: Existía una vida antes de esta persona y, por tanto, existe una después. Eres un adulto autónomo que puede hacerse cargo de sí mismo, no hay abandono, sino una ruptura.
3. Los celos son una expresión de amor: Se puede querer mucho y querer mal. Los celos indican posesión, inseguridad y sentimiento de pertenencia, no amor.
OJO – buscar que nuestra pareja se ponga celosa, no es una manera sana de relacionarse. Contar a nuestra pareja cosas con el objetivo de despertar celos en ella, es una manera de perpetuar la idea de que los celos demuestran amor. “Si se pone celoso, será que me quiere. Si no, es que le doy igual.
4. “Si desea a otra persona es que no me quiere”: Recordemos que en el planeta tierra somos más de 7 miles de millones de personas. La posibilidad de que no nos atraiga otra persona más que nuestra pareja es IM-PO-SI-BLE. ¿Significa eso que no nos quiera? La respuesta es NO.
¿Cuándo consideramos que alguien nos ha sido infiel?
Pues bien, he aquí, la gran incógnita. La infidelidad vendrá establecida por el tipo de “contrato” que marquemos. Nuestro concepto de lo que supone una traición puede variar en función de la persona con la que estemos y del contrato (acuerdos) que establezcamos. En cada relación se establece que cosas quiero o acepto en la misma. Entre ellas la fidelidad. El problema es que ese contrato, a menudo, se forma de manera implícita, dando lugar a “vacíos legales” en los que uno puede interpretar la infidelidad (entre otras cosas) como una cosa y el otro como otra diferente. Por ello, la comunicación es clave para evitar malentendidos.
Los celos y la inseguridad
Los celos en pareja se crean bajo la percepción de una amenaza. Pudiendo ser esta, la de ser sustituido, que dejen de quererme o a perder a la persona y todo lo construido con ella. Todos estos pensamientos tienen como origen creer que no somos suficiente para la persona con la que estamos en una relación. Sentimientos de inferioridad alimentados por nuestras inseguridades.
La inseguridad viene de la mano de una baja autoestima. La persona insegura no percibe sus capacidades, habilidades o actitudes para hacer frente a determinadas situaciones. Por ello, tiende a creer que su pareja tampoco percibe esas aptitudes y que, por tanto, una vez se dé cuenta, la abandonará por alguien “mejor”.
A fin de gestionar la ansiedad y los pensamientos intrusivos que la persona vive con respecto a la infidelidad, va a responder creando dependencia emocional, demandas de seguridad, rituales compulsivos e incluso agresividad. Dichas conductas tenderán a crear un mayor retraimiento o actitud desafiante en la víctima de esos celos, produciéndose así una retroalimentación en los celos de la pareja. Por ejemplo, si mi pareja se enfada cada vez que le digo que hoy he hablado con mi compañero de trabajo, dejaré de contarle esas interacciones. No porque haya pasado nada, sino para evitar una discusión al respecto – lo cual, si es descubierto por mi pareja, incentivará la idea de que le engaño.
Tipos de celos
No todos los celos en la pareja son iguales ni se dan bajo las mismas circunstancias.
Celos proyectivos: persona que proyecta sus propios deseos de ser infiel en la pareja. Utilizan la proyección para no aceptar sus propios deseos y conciliar con sus emociones, volcando la responsabilidad en la otra persona.
Celos reactivos: celos que se desarrollan porque ha habido un motivo previo que ha fundamentado los miedos respecto a perder a la otra persona ya sea en la relación actual o en relaciones pasadas. Por ejemplo, debido a una infidelidad previa en nuestra relación.
Celos retrospectivos: basados en la obsesión por la vida amorosa y/o sexual pasada de nuestra pareja. Sintiendo celos de personas que ya no están en su vida en un sentido romántico-sexual.
Independientemente del motivo, todos estos celos pueden volverse patológicos, es decir, en los que la manifestación de los mismos se da de manera exagerada, perdiendo la capacidad de raciocinio y emergiendo una necesidad de control en la pareja.
Lo que tienen en común es la retahíla de conductas absurdas e invasivas que llevan consigo: revisar teléfono, redes sociales, vigilar horarios, rebuscar entre los objetos, hacer interrogatorios, llamadas de control, etc.
Sin embargo, en los casos patológicos, ninguna de estas conductas tendrá el efecto deseado. Es decir, no producirán tranquilidad ni seguridad de que no hay o puede haber una infidelidad. Los celos patológicos son irracionales y por tanto, no habrá evidencia suficiente que acabe con sus miedos e inseguridades.
¿Cómo controlar mis celos en pareja?
Muchas personas creen que mostrándose celosas evitan que su pareja les traicione y además muestran su afecto o cariño por ellos. Sin embargo, lo que conseguimos con los celos es crear tensión y riñas constantes, coartar la libertad de las personas, así como fomentar la invasión a su intimidad. En casos graves, los celos pueden desembocar en violencia. Lo peor es, que a través de los celos y de las conductas que estos conllevan, no evitamos; repito, no evitamos la infidelidad. La infidelidad se producirá independientemente de lo celosos o no que seamos (si así lo desea la otra persona).
No existen fórmulas mágicas para evitar que nos engañen. Sin embargo, si establecemos un clima de confianza, en el que nuestros límites estén claros, somos flexibles y estamos abiertos a la comunicación, reducimos la posibilidad de que esta ocurra.
No podemos hacer responsable a la otra persona de nuestra desconfianza e inseguridad. Nuestro trabajo es aprender a gestionarlo. Por supuesto, las dinámicas son cosa de dos y nuestra pareja puede acompañarnos y ser de gran ayuda en nuestro camino hacia una gestión saludable de los celos. Cualquier relación saludable se basa en la tolerancia a la incertidumbre (no hay garantías de fidelidad) y en la confianza.
Si eres una persona celosa:
- Responsabilízate de tus celos. Comunica tus celos (bien) sin esperar que tu pareja te demuestre lo contrario.
- No caigas en enfados, recriminaciones, interrogatorios o conductas de comprobación.
- Escucha e intenta ser razonable.
- Busca ayuda y mejora tu inseguridad y autoestima.
¿Qué hago si mi pareja es celosa?
- No cedas ante sus demandas o comprobaciones: estos comportamientos solo incentivan que los comportamientos se mantengan y además no consiguen acabar con los celos. La claridad y sinceridad serán de gran ayuda.
- Ayúdale a reconocer el problema y a ver la irracionalidad de sus pensamientos.
- Muéstrale el efecto negativo que tienen sobre ti y sobre la relación sus conductas.
- Muestra empatía y voluntad para ayudarle a superar sus celos.
No hay nada de lo que avergonzarse por sentir celos, el primer paso es reconocerlos y el segundo buscar ayuda para poder gestionarlos de una manera sana. Desde el servicio de terapia de pareja se te puede ayudar a trabajar en la autoestima y la confianza y en un modelo de amor sano y racional. Esto te ayudará no solo a reducir los celos, sino a sentirte mejor en muchas otras áreas de tu vida.
Júlia Tarancón Estades
Psicóloga Col. No B-3232