A día de hoy siguen existiendo muchos tabús y mitos en torno al sexo. Como sabemos, existe un amplio abanico de posibilidades en torno a las prácticas sexuales y todas pueden ser válidas y placenteras, siempre que ambos miembros de la pareja (o personas implicadas) estén de acuerdo en llevarlas a cabo.
Algunas prácticas sexuales pueden ser más habituales, como la penetración vaginal, el sexo oral o la masturbación, pero ello no implica que a todas las personas les guste por igual. Recordemos que hay tantas sexualidades como personas y por tanto, no tiene por qué gustarnos a todos/as lo mismo.
Sin embargo, hay prácticas sexuales que, aunque parezcan menos comunes, pueden ser muy habituales, pero siguen estando rodeadas de mitos y tabús como es el caso de la penetración anal.
¿Qué sabemos de la penetración anal?
Si pensamos en ello lo primero que se nos viene a la cabeza puede ser que es una práctica sexual que llevan a cabo los hombres que tienen sexo con otros hombres o incluso que es una práctica que los hombres heterosexuales demandan a sus parejas mujeres y que estas tienden a decir que no.
Esto viene relacionado con lo que muchas personas piensan sobre que el sexo anal es doloroso o sucio y, por eso, se rechaza; o que si a un hombre le gusta el sexo anal o que le estimulen la zona anal es que es gay o su orientación sexual va a cambiar; o que todos los hombres que tienen sexo con otros hombres practican la penetración anal y les gusta a todos.
Pero, como veremos a continuación, todo esto que escuchamos habitualmente sobre la penetración anal no tiene por qué ser así.
¿El sexo anal es algo doloroso y/o sucio?
Para muchas personas, las relaciones sexuales anales son sucias porque se dan a través del ano, es decir por el esfínter, donde salen las heces. Es cierto que es una zona que hay que preparar para poder recibir una penetración ya que pueden quedar restos fecales, sin embargo, si se limpia adecuadamente y se evacúa anteriormente a la relación sexual, puede ser una práctica sexual igualmente placentera. Ante esta situación podemos utilizar el preservativo para disminuir el contacto, así como lavarnos bien tras la relación sexual si quedan residuos de la misma (que no siempre ocurre).
En cuanto al dolor, es algo que popularmente hemos escuchado mucho, pero no tiene por qué ser así. Como comentamos, el ano es una zona que debemos preparar antes de recibir una penetración, y además tanto el ano como el perineo constituyen una zona de gran sensibilidad al poseer miles de terminaciones nerviosas por lo que puede ser muy placentero.
Es por ello que muchos hombres que tienen relaciones sexuales con mujeres, les demandan practicar la penetración anal, porque para ellos puede ser placentero penetrar por una zona menos común. Además, habitualmente va asociado a mayor placer por el hecho de contraerse más que una vagina o por ser la zona “prohibida”; sin embargo, como comentamos, el ano puede dilatarse igualmente y tener una sensación igual o similar a la penetración vaginal. Muchas mujeres rechazan mantener relaciones anales por pensar en el dolor, pero como ya hemos comentado no tiene por qué ser así; y, además, muchas mujeres tienen relaciones sexuales anales con la misma frecuencia y placer que con la penetración vaginal.
Es importante tener siempre presente que es una práctica más dentro del amplio abanico de posibilidades sexuales, y que si no nos apetece o no nos gusta, no tenemos por qué llevarla a cabo; simplemente es una opción más.
¿Si soy hombre y me gusta el sexo anal soy gay?
Nuestra orientación sexual no viene determinada por una zona de nuestro cuerpo o por una práctica sexual concreta. Nuestra orientación sexual es algo que vamos descubriendo con el tiempo al sentirnos atraídos/as por otras personas, ya sean hombres, mujeres, personas no binarias, etc., y sentir el deseo de mantener relaciones sexuales y/o afectivas con ellos/as. Sin embargo, popularmente y de forma errónea, hemos asociado determinadas prácticas sexuales a determinadas orientaciones sexuales (gay, lesbiana, bisexual, heterosexual, pansexual, entre otras); sabiendo que todas las orientaciones sexuales son igualmente válidas.
La práctica habitualmente más asociada a la orientación sexual es la penetración anal, es decir, se piensa que los hombres gais o que tienen sexo con otros hombres, la practican habitualmente. Sin embargo esto no siempre es así, ya que es una práctica más que se elige o no hacer, independiente de la orientación sexual. Por ejemplo, sería lo mismo decir que las personas heterosexuales deben practicar la penetración vaginal sí o sí, y sabemos que esto no siempre ocurre, pues es una elección personal. Además, cabe tener presente que nuestra orientación sexual no está en una parte de nuestro cuerpo, sino que es algo que sentimos.
El ano es una zona de nuestro cuerpo sensible que puede utilizarse para obtener placer, ya seamos hombres, mujeres, intersexuales, transexuales, etc. Por tanto, si soy hombre y me gusta que mi pareja mujer estimule mi ano, eso no me convierte en homosexual, sino en una persona que disfruta de una parte más de su cuerpo, igual que lo hace con su pene, sus manos, su boca, sus piernas, su espalda, etc.; porque la orientación sexual no cambia con las prácticas y no hay nada de malo en re-descubrirnos y ampliar nuestro abanico de placer.
¿Cómo practicar penetración anal de forma saludable y placentera?
Primero de todo debemos tener en cuenta que si llevamos a cabo esta práctica sexual es porque nos apetece, nos resulta placentera o porque queremos experimentar; pero no por complacer a nuestra pareja sexual ni por imposición ni obligación, ya que esto puede ser perjudicial.
Para aprender a disfrutar de esta práctica sexual podemos seguir una serie de pautas que pueden ser útiles:
- El esfínter es un músculo que se dilata y se contrae con facilidad, por tanto es común que se resista a la penetración; por eso hemos escuchado, con frecuencia, que es doloroso. Y no es que la penetración anal sea dolorosa en sí, sino por la fácil contracción del esfínter, además de ir pensando que es doloroso, lo que hace que se contraiga más.
- Es necesario estar relajado/a ya que es una zona sensible y es conveniente ir poco a poco. Podemos empezar con un masaje anal, es decir, estimular la zona con los dedos o con un juguete erótico, e ir introduciéndolo poco a poco para que el esfínter se vaya relajando y dilatando.
- Hay juguetes exclusivos para penetración anal; son juguetes con una base que, al penetrar, hacen tope para evitar que lo succione y quede dentro del esfínter. Por eso es importante saber que no cualquier juguete erótico es apto para la penetración anal.
- A diferencia de la vagina, el ano no autolubrica, con lo cual es importante lubricar bien la zona, los dedos, el pene o los juguetes eróticos que utilicemos. Podemos encontrar una amplia variedad de lubricantes en tiendas especializadas o farmacias, así como lubricantes que facilitan la dilatación anal y ayudan a relajar el esfínter.
- Si la persona que va a ser penetrada está disfrutando con la estimulación, podemos introducir el pene. Es aconsejable realizar penetraciones suaves y paulatinas, para que el ano vaya dilatándose poco a poco y se adapte al tamaño del pene.
- El uso del preservativo es recomendable ya que la mucosa rectal es una vía de entrada de virus y bacterias, mientras que también nos protege ante cualquier ITS (Infección de Transmisión Sexual). Es importante no utilizar el mismo preservativo para penetración anal y vaginal, en el caso de que la haya, por la presencia de bacterias; debemos utilizar uno para cada tipo de penetración. En el caso de que no se utilice preservativo, debe hacer una adecuada higiene del pene, los dedos o los juguetes también para ambas penetraciones.
- Si nos preocupa encontrar restos fecales durante la penetración, cabe tener en cuenta que cuanto más profunda sea esta, mayor probabilidad hay de que así sea. Así bien, podemos evacuar antes de realizar sexo anal o realizar una penetración menos intensa, así como limpiarnos bien al finalizar la práctica.
- Existen diferentes posturas para practicar sexo anal, podemos buscar la que nos resulte más cómoda para que la persona penetrada pueda controlar dicha penetración, el ritmo, la intensidad, etc., según le resulte más placentero.
- Al ser una zona delicada, es importante no forzarla, si la persona que va a ser penetrada no está a gusto o no le resulta agradable, no debemos continuar. Como cualquier otra práctica sexual, conlleva un tiempo de aprendizaje y de autoconocimiento, y con una práctica adecuada aprenderemos a realizarla de forma segura, cómoda, relajada y placentera.
Si tienes dudas sobre la penetración anal, si no sabes cómo hacerlo, si crees que puede dolerte o te preocupa que tu orientación sexual pueda variar por llevar a cabo la penetración anal, no dudes en ponerte en contacto con nosotras; intentaremos resolver todas tus dudas para que puedas disfrutar de tu vida sexual plenamente.